Por Matthew Reichbach
El ex gobernador, congresista y diplomático Bill Richardson falleció el sábado, según informó el Richardson Center for Global Engagement. Richardson tenía 75 años.
Según un comunicado de Mickey Bergman, vicepresidente de la organización el sábado, Richardson «falleció pacíficamente mientras dormía anoche».
Richardson tenía una larga trayectoria en la política de Nuevo México, incluidos dos mandatos como gobernador. Pero también trabajó en la escena nacional e internacional.
«Vivió toda su vida al servicio de los demás, tanto en su etapa en el gobierno como en su posterior carrera ayudando a liberar a personas retenidas como rehenes o detenidas injustamente en el extranjero», declaró Bergman.
La Gobernadora Michelle Lujan Grisham calificó a Richardson de «visionario que vio el potencial de nuestro gran estado antes que muchos otros». Citó su apoyo a las industrias cinematográfica y espacial, de las que dijo que «siguen cosechando importantes beneficios económicos en la actualidad».
«Por mi parte, Bill fue un mentor y consejero decisivo en mi propio camino hacia el cargo electo», dijo Lujan Grisham. «Era un amigo inquebrantable que celebraba mis éxitos, y alguien a quien podía recurrir en los momentos en que dirigir resultaba especialmente difícil».
Luján Grisham fue Secretaria de Sanidad con Richardson de 2004 a 2007.
Bill fue un mentor y consejero decisivo en mi propio camino hacia el cargo electo. Era un amigo inquebrantable que celebraba mis éxitos, y alguien a quien podía recurrir en los momentos en que dirigir resultaba especialmente difícil».
Gobernadora Michelle Lujan Grisham
Los dos senadores de Nuevo México emitieron declaraciones el sábado elogiando el servicio público de Richardson.
El senador Ben Ray Luján señaló que Richardson ocupó el mismo escaño que él en el Congreso.
«El gobernador Richardson fue un amigo cercano que ocupó el mismo escaño en la Cámara para el que yo fui elegido. Él sabía cómo hacer las cosas, y trabajó en estrecha colaboración con mi difunto padre en la Legislatura», dijo Luján.
«Su muerte es increíblemente desgarradora para tantos nuevomexicanos que lo conocían y respetaban. Deja un legado que nunca será igualado, y del que los nuevomexicanos siempre se sentirán orgullosos», continuó Luján.
Richardson nombró a Heinrich como administrador de Recursos Naturales en 2006.
«El Gobernador Bill Richardson creía que Nuevo México podía hacer grandes cosas. Su ambición por nuestro estado significó que nunca aceptó la mediocridad, y siempre nos empujó a luchar por el futuro que merecíamos», dijo Heinrich en un comunicado. «Tuve el privilegio de servir en su administración y siempre estaré agradecido por todo lo que me enseñó. El legado del Gobernador Richardson tendrá un impacto duradero en Estados Unidos y en el mundo, como ya lo ha tenido en mí y en tantos otros.»
Tanto Luján como Heinrich son demócratas.
En agosto, los dos senadores estadounidenses propusieron a Richardson para el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para que los regímenes represivos liberaran a presos políticos y rehenes.
Richardson nació en Pasadena (California) y creció en California y México. Tras asistir a la escuela preparatoria en Nueva Inglaterra y a la universidad en Tufts, donde obtuvo un máster en asuntos internacionales, Richardson se trasladó a Santa Fe. Allí comenzó su carrera política.
En 1983, cuando Nuevo México obtuvo por primera vez su tercer escaño en el Congreso, Richardson ganó la carrera por el recién creado distrito congresual. Era la segunda vez que se presentaba como candidato al Congreso, después de perder por un estrecho margen frente a Manuel Luján en el distrito 1 de Nuevo México en 1980.
Richardson acabaría siendo miembro del Congreso hasta 1997, cuando Bill Clinton lo nombró embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
Tras dos años como embajador, Richardson se convirtió en Secretario de Energía de Clinton desde agosto de 1998 hasta el final del mandato de Clinton en 2001.
Un año después, Richardson ganó fácilmente las elecciones a gobernador de Nuevo México, donde ocuparía el cargo durante dos mandatos. Richardson tenía una gran personalidad y utilizaba su influencia desde la cuarta planta de la Roundhouse para impulsar leyes que consideraba importantes, normalmente con el respaldo de una mayoría demócrata en la Cámara.
Richardson se ganó la atención internacional por firmar el proyecto de ley que puso fin a la pena de muerte en Nuevo México.
Seguía siendo ambicioso, y tras ganar un segundo mandato, Richardson lanzó una campaña para la candidatura demócrata a la presidencia. En última instancia, Richardson fue un candidato secundario, que abandonó la campaña tras no obtener ningún delegado en las primarias de Iowa y New Hampshire, quedando muy por detrás de los favoritos Barack Obama y Hillary Clinton.
Estuvo a punto de volver al gabinete, esta vez bajo el mandato de Obama, pero salieron a la luz escándalos por presuntos contratos a dedo a donantes políticos y Richardson retiró su candidatura.
Una vez finalizado su segundo mandato, Richardson abandonó la política electoral, pero se mantuvo activo en la diplomacia, sobre todo en la búsqueda de la liberación de estadounidenses cautivos por regímenes represivos. Ya como miembro del Congreso, Richardson viajó a Corea del Norte, al Irak de Saddam Hussein y a otros países de mala reputación. Siguió haciéndolo después de dejar de ser cargo electo, e incluso viajó a Rusia y Cuba.
Matthew Reichbach es editor de New Mexico Political Report. Esta historia fue publicada originalmente por New Mexico Political Report.
Traducido por Juan Carlos Uribe, The Weekly Issue/El Semanario.
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